ASMODEO~

< funciona el matrimonio en este sitio❞

< alzó la mano en un saludo, luciendo aquella sonrisa tan natural suya, como si no acabase de irrumpir en los aposentos de Aisha.

⠀⠀⠀⠀⠀—❝Creo que olvidé felicitarte por tu compromiso esta noche~ Enhorabuena, ya no serás una esclava... ¿o sí? No estoy muy seguro de cómo >

< una última mirada cargada de compasión a la dragonoide, y luego se perdió en el frío de la noche.

. . .

La luna colgaba en lo alto, engalanando el cielo silencioso cuando las luces de la ciudad finalmente se habían apagado. Apoyado contra el marco de una ventana, Asmodeo >

< máscaras de sonrisas, los brindis y las felicitaciones huecas trataron de encubrir la incertidumbre que los consumía.

La música se fue apagando poco a poco. Los invitados fueron retirándose uno a uno, hasta que el príncipe demonio también partió. Antes de marcharse, dedicó >

< que no puedo reprochar, aunque el método carezca de clase~❞

. . .

La fiesta siguió adelante, envuelta en una tensión palpable en el aire. Nadie sabía cómo reaccionar ante el anuncio. Una esclava, una simple esclava, se convertiría en la esposa del Shar. Y aun así, las >

< peor.

De sus labios se deslizó una risa suave, seguida de un murmullo que se aseguro se perdiese para todos, menos para la pelirroja.

⠀⠀⠀⠀⠀—❝Me equivoqué, al parecer no será tan tonto como para entregarte a otro. No, pretende mantenerte para sí mismo. Una elección >

El príncipe demonio negó con la cabeza. Solo tenía un ojo, bueno, uno en ese avatar, y aun así el soberano de aquel pueblo de arenas resultaba más ciego. O quizá no lo era, quizá veía con toda claridad que aquello no era lo que la bailarina deseaba. Lo cual, sin duda, lo hacía >

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Skчler dαtα bαse

< adulterio con la esposa de un rey. ¿Acaso había llegado el momento de revivir viejas costumbres? La idea se quedó flotando en su mente mientras contemplaba la reacción ajena.

< mirada hacia la dragonioide. Lo que esperaba ver en su rostro era claro: angustia, tal vez sorpresa o disgusto. Aunque, con lo que había aprendido de ella, lo más probable era hallar resignación. Resignación ante un destino dictado por otro. Pobre chica.

Hacía demasiado tiempo que no cometía >

< políticos era una bendición.

Ladeó la cabeza. Su único ojo dorado se entreabrió, reflejando una chispa de sorpresa.

⠀⠀⠀⠀⠀—❝Válgame… Así que aún conservas algo de buen gusto y de sentido común. Sin duda, Aisha sería una gran esposa❞. Asintió un par de veces, casi con aire distraído, y desvió la >

< un señor demonio, era una ley casi natural.

Ninguna de las expresiones del Shar pasaba por alto su mirada; incluso con un solo ojo, era como ver a un cervatillo que daba sus primeros paso. No escondía para nada bien su insatisfacción, ara ara, seguramente eso para sus rivales >

⠀⠀⠀⠀⠀—❝Oh~ Eso es porque, en mis tierras, no reconocemos reyes sobre mí~. Yo me siento en el trono y, si ordeno girar a la izquierda, nadie volvería a mirar a la derecha en toda su vida❞. Para los demonios, la jerarquía no era un juego: era una ley tallada en la carne misma. Y, bajo el dominio de >

< con cercanía y volteó dando una mirada maliciosa, desafiante, al regente de aquella tierra.

< podía jurar que no estaba allí de no ser por el contenido.

⠀⠀⠀⠀⠀—❝Este es un vino de mi reino~ Que seguro es mejor que cualquier otra cosa que hayan probado, Aisha querida, ven, sírveme una copa y bebe junto a mí❞ Un par de pasos dio acercándose a la pelirroja, su brazo rodeó los hombros ajenos >

< Normalmente paciente, algo en aquella situación retaba su tolerancia y amenazaba con dar rienda suelta a su afilada lengua si la dragonoide no hubiese intervenido.

Su mirada volvió a Aisha, a quien sonrió, y con un ademán, en su mano apareció una fina botella de un cristal tan limpio que se >

< presentes, ¿verdad?

⠀⠀⠀⠀⠀—❝Ha ha, fue llamado así porque es el segundo destino de muchas almas errantes, pero no espero que todos sean tan cultos como para conocer el origen de su nombre. No tienes que preocuparte ~ ¿Cómo te llaman? ¿Alteza? ¿Majestad? Bueno, Ashkan es más fácil de pronunciar❞ >

Su único ojo expuesto se entrecerró ante las palabras que atacaban el honor de su reino. Una sonrisa persistía en su rostro, pero el aire en la habitación se había vuelto más frío, como si las palabras hubieran arrancado calor de aquel espacio. Seguramente era alguna alucinación compartida por los >

< ofrecido sus aguas solo para ella. Y por eso... decidí alargar un poco mi estancia, su compañía sin duda ha sido de lo mas entretenida~❞

< dictan las reglas. Solo me encontraba de paso en este lugar, pero...❞ Su mirada se apartó del Shar para posarse en la dragonoide que aguardaba unos pasos detrás de este, como fiel sierva. ❝No esperaba encontrar una flor tan magnífica en medio del desierto. Es como si un oasis entero hubiese >

< ligera, casi burlona, y una risa suave se deslizó de sus labios.

⠀⠀⠀⠀⠀—❝Ha ha~ Lejano, sin duda. Pero pequeño... creo que esa palabra se queda corta. Mi reino, el Segundo Círculo, es al igual que este, un lugar de arena y de mujeres hermosas, donde la danza gobierna las noches y los placeres >

< reinaba ese lugar.

⠀⠀⠀⠀⠀—"Y entonces díme... Asmodeo, ¿era? Escuché que eres un príncipe de tierras lejanas, pero no he podido oír acerca de tu país. Supongo que debe tratarse de algún sitio pequeño y alejado, si su nombre nunca llegó hasta mis tierras"

El demonio respondió con una sonrisa, >

< de la infancia, que era realeza extranjera. Lo había desestimado en inicio, claro ¿Un príncipe de quien sabe donde se presenta asi como asi? ¡¡Absurdo!!...hasta que lo vio en persona. Había algo en su porte que no podía negar, una elegancia intoxicante que hacía hervir de celos incluso a quien >

< Tenía esa facilidad para convertirse en el centro de la fiesta, sin importar dónde estuviera.

Y aquello resultaba intolerable para el verdadero protagonista de la velada. Quien ocultando el disgusto tras una arrogante sonrisa , se abrió paso hasta el demonio. Sabía por lo que decía su amiga >

< cada vez que sus ojos se posaban en el misterioso extranjero, sus máscaras tan trabajadas caían: los rostros se ablandaban, los corazones ardían con deseo y la codicia florecía, junto con esa inevitable chispa de lujuria, parecía una obra de arte que habia tomado vida para animar la celebración. >

< extraño. Un intruso que no pertenecía a ese tablero de juego, un agente externo que parecía haber llegado para desequilibrar la balanza de poder, y nadie sabía hacia dónde. Quizá estaba allí para romper el mismo mecanismo y sembrar caos. Todos observaban su figura con atención y, sin embargo, >

< suaves que podían decidir el destino de cientos, incluso de miles. Era el juego eterno de la alta sociedad, donde cada sonrisa escondía un cálculo y cada gesto, una intención.

Todos los presentes estaban acostumbrados, era el pan de cada día en la alta sociedad. Pero esa noche había un elemento >

< mezclaban en el aire con los perfumes de los invitados que charlaban, reían y brindaban como si no existiera el mañana.

Y aun así, bajo esa capa de júbilo, algo permanecía inmutable. Como en toda reunión de los grandes, las intrigas serpenteaban entre los susurros, disfrazadas en palabras >

< mismo tipo de etiqueta que en los salones occidentales.

Pero en aquel lugar de sol inclemente y arenas sin fin, la celebración parecía más viva, más jovial. La música no se imponía, se compartía. Las bailarinas danzaban y robaban miradas con sensuales movimientos. Los aromas de las especias se >