cydalima 🍄

Rkgk #漠尚 #moshang

Pero por ahora, todo eso podía esperar. Se abrazó con más fuerza a su rey y mientras este acariciaba su espalda, simplemente dejó que el sueño lo venciera.

FIN.

Al día siguiente tendría mucho que hacer, entre pasear con Mobei-jun, leer comentarios en Zhongdian y, eventualmente, comunicarse con Shen Yuan una vez más.

—N-No prometo nada.

Mobei-jun, como era de esperar, no respondió. Para Shang Qinghua no pasó desapercibida la mirada calculadora del demonio, pero prefirió no hacerle caso. En vez de ello, abrazó a Mobei-jun y cerró sus ojos.

Shang Qinghua no podía ir simplemente a la inmobiliaria y decir: oye, mi novio-casi-esposo-si-todo-sale-bien de otro mundo está inconforme con mi departamento, ¿podrías mostrarme algo mejor y más acorde a su estatus real?

Eso era algo un poco más complicado. No solo no tenía el capital para comprar ni siquiera un departamento más o menos como este que rentaba, ¡el mercado inmobiliario funcionaba diferente en este mundo!

—Otra casa.

—¿Eh?

—Compra otra casa.

Shang Qinghua rió con nerviosismo.

¡Podríamos ir mañana! Ah, pero primero tendríamos que comprarte otra ropa —agregó mirando al piso, donde la vestimenta de Mobei-jun yacía revuelta con la suya—. Algo que sea menos, eh, extravagante para este mundo.

—Me imagino que fue a buscar a Pep… a Shen Qingqiu.

—Mn.

—Ehhh… supongo que ya me enteraré después. ¡Oh! Ahora que estás en este lugar, ¿qué te parece si te muestro algunos lugares divertidos? Hay un parque de diversiones al que fui una vez.

—Luo Binghe —respondió el demonio. Por alguna razón, Shang Qinghua no necesitó más explicación.

—¿Entonces él también está en este mundo?

—Sí.

Después, mucho después, mientras ambos estaban acostados en la cama (desnudos y apretados, porque Mobei-jun era enorme para la cama individual de Xiang Fei… y no era queja), Shang Qinghua preguntó:

—¿Cómo lograste llegar hasta acá?

Shang Qinghua sabía que eso, sin contexto, podía sonar aterrador. En vez de asustarse, asintió mientras su corazón latía rápidamente y sus ojos se llenaban de lágrimas que se apuró a secar con el dorso de la mano.

—Y yo te esperaré siempre.

—Qinghua…

—¿S-sí?

—Te seguiré a cualquier mundo al que vayas.

Su pobre corazón apenas si podía soportarlo cuando tenía poderes de cultivador; ahora que era solo un pobre humano normal era demasiado. ¡Si esto continuaba, iba a regresar al hospital, pero por un paro cardíaco!

Después de unos segundos, durante los cuales Mobei-jun continuó observándolo intensamente, Shang Qinghua desvió la mirada, azorado. ¡Su rey era demasiado guapo cuando lo miraba así!

Así que, aunque su apariencia y su nombre fueran distintos, Mobei-jun había conocido a su verdadero yo desde el principio.

—No, supongo que no tan diferente.

—No tan diferente —intervino Mobei-jun.

¿Y qué decir ante eso? Al final, pensó Shang Qinghua, él siempre fue él mismo, incluso en el otro mundo. En su versión de la historia no hubo un Shang Qinghua original: todo el tiempo se trató de él.

Es raro pensar que soy una persona completamente diferente en este mundo.

—¿Honestamente? Aunque en este mundo apenas han sido unos días, la verdad es que no me siento como Xiang Fei. Llevo toda una vida siendo Shang Qinghua y estoy demasiado acostumbrado a que me conozcan por ese nombre.

—Xiang Fei —repitió Mobei-jun con lentitud, como si saboreara las palabras—. ¿Quieres que te diga así de ahora en adelante?

El demonio asintió. Shang Qinghua (porque estando frente a Mobei-jun se sentía más a gusto refiriéndose a sí mismo con ese nombre), sonrió todavía más.

—Tu nombre… —comenzó el demonio.

—¿Eh? ¡Ah! Aquí me llamo Xiang Fei.

—Mi nombre real no es Shang Qinghua —murmuró con voz suave.

—Hm. Mi nombre real no es Mobei-jun.

Qinghua sonrió.

—No, no lo es.

—¿Aun con este rostro?

—Tus ojos son los mismos.

Xiang Fei sintió que sus mejillas se coloreaban, pero sostuvo la mirada de Mobei-jun.

Y así fue: el demonio acarició su rostro y ambos se miraron en silencio.

—Qinghua es Qinghua —dijo Mobei-jun al cabo de unos segundos.

Mobei-jun no dijo nada por unos segundos, pero después levantó su mano y la acercó al rostro de Xiang Fei. Hace unos años se habría encogido con temor, pero ahora solo esperó, poque sabía que Mobei-jun no le haría daño.

—¿Diferente? —preguntó Xiang Fei, ansioso. Su yo real no era nada parecido a Shang Qinghua, después de todo.

—Pequeño.

—¡¿Ah?! ¿Eso es todo lo que vas a decir?

No hubo más comentarios, aunque era evidente que Mobei-jun había perdido el interés por lo que le rodeaba. El demonio volvió su atención al humano.

—Qinghua, eres…

—Así que… ¿este es tu mundo?

¿Y Mobei-jun tenía que sonar tan aburrido?

—Ah, sí —respondió el humano, riendo con nerviosismo—. Aquí nací.

—Hm.

¡Típico de la realeza! Lejos de sentirse ofendido, Qinghua se sintió incómodo. Él mismo sabía que este lugar era una porquería, ¡pero era para lo que le daba el presupuesto!

Shang Qinghua era experto en leer a su rey (no en vano lo conocía desde hacía tantísimo tiempo), por lo que no le fue difícil identificar el desagrado en su expresión.