丨乙ㄩ爪丨 ㄚㄖ尺ㄖ乙ㄩ

(...) cómo molestar a Alaric.

Con un dedo en su barbilla, fingiendo que lo meditaba con cuidado, deslizó la mirada hasta una de las mujeres, aquella que compartía más características con Lenore.

—Esa se parece mucho a nuestra anfitriona. ¿No le parece, señor Wagner? Me gusta.

(...) disfrutar la velada.

Sus ojos recorrieron a los "especímenes" frente a ella con la paciencia de quien evalúa una pintura en busca de matices ocultos. No podía saber a ciencia cierta con solo mirarlos si alguno sería digno de su apetito, pero sí sabía algo: (...)

—Pensé que los jóvenes admiraban un poco de piel — respondió con calma a la sugerencia de Alaric, antes de aceptar la invitación de Lenore a sentarse.

Ignoraba a propósito la batalla de egos entre ellos dos. Su propósito aquella noche no era otro que (...)

// JAJAJAJJAJA NOT PATRICIA FERNANDEZ

(...) Lenore.

—Me conoce. Sabe que jamás invitaría a nadie sin previo aviso. Pero si quiere mi consejo, es obvio que no se irá… y si lo hace, hará un gran espectáculo de salida.

(...) advertencia silenciosa. No necesitaba palabras; él sabría interpretarla.

—El señor Wagner no es mi mascota, para empezar.

No apartó la mano cuando él la besó, pero sus ojos se desviaron fugazmente hacia el collar antes de centrarse por completo en (...)

Los ojos de Izumi viajaban del inesperado presente a Lenore. A pesar de su expresión impenetrable, el leve gesto en su rostro delataba que ni siquiera ella había previsto aquella interrupción. Tras unos segundos de silencio, su mirada se posó en Alaric, una (...)

bsky.app/profile/bloo...

(...) honrada.

Estiró la mano hacia ella y, al encontrar la ajena, le dio un apretón amistoso.

—Tengo las expectativas altas para esta noche.

(...) cuya ligereza de tul le confería un aire espectral. Siempre era elegante, pero ese cambio en su vestimenta la hacía aún más enigmática. Por supuesto que, al llegar a la habitación, dejó que la ayudarán con su abrigo.

—Lenore, gracias por tenerme aquí. Me siento (...)

Llegar puntual era indispensable para la señora Yorozu y, como era de esperarse, llegó a la hora acordada.

Esa noche hizo una excepción a sus costumbres y vistió acorde al estilo americano local. Su elección fue un vestido en tonos oscuros, de silueta alargada, (...)

‹ Izumi.

Oficina: Situada en el piso principal, alejada de las salas de té, es un espacio sencillo y funcional. Aquí, Izumi mantiene los registros financieros de su negocio, sin información comprometedora, asegurándose de que, en caso de intrusión, nada de valor quede expuesto.

Habitación privada: Ubicada en una zona restringida del edificio, diseñado para el descanso y la reflexión. Sin embargo, esconde un acceso secreto que conecta directamente con el sótano. Solo dos personas conocen de su existencia, claro, además de la misma ›

𝐇𝐚𝐛𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐲 𝐎𝐟𝐢𝐜𝐢𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐈𝐳𝐮𝐦𝐢

Separadas del bullicio del establecimiento, estos espacios son su refugio personal:

El sótano: Un espacio donde los deudores que no han cumplido con sus acuerdos son desangrados lenta y meticulosamente. La práctica combina la disciplina del shibari con poderes de control mental para someter a las víctimas sin resistencia.

𝐏𝐥𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫: 𝐄𝐥 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐌𝐚𝐜𝐚𝐛𝐫𝐨

‹ habitaciones están reservadas para clientes inmortales. Son espacios de absoluta discreción, ideales para negociaciones, favores y alianzas en la sombra.

‹ papel y una atmósfera de calma y exclusividad. Aquí se celebran reuniones de alto nivel, donde los invitados pueden disfrutar de una ceremonia del té impecablemente ejecutada.

Salas para vampiros: Más apartadas y completamente selladas de la luz solar, estas ›

La estructura está dividida en dos áreas principales según el tipo de visitante:

Salas para humanos: Ubicadas en la parte delantera y superior del establecimiento, estas salas están diseñadas con exquisito gusto tradicional japonés, con iluminación cálida, biombos de ›

𝐏𝐥𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫: 𝐒𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐓𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐈𝐧𝐯𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬

(...) luego alzar los brazos hacia él, esperando que la cargara.

— ¿O ya te cansaste?

(...) que se atoraban en su pecho tras siglos de mantener su corazón en silencio.

— Por ahora... creo que podríamos volver a la cama.

Una vez él la soltó, se quitó una a una las garras utilizadas para tocar el instrumento y apartó la mirada, solo para (...)

— No es necesario, mi prodigio. Enterrar algunas cosas no hace mal, mientras no nos cubran el camino.

Lo miró con adoración cuando besó sus nudillos… Si tan solo él entendiera lo mucho que significaba para ella, si tan solo pudiera dejar salir las palabras (...)

(...) más importancia de la que sentía que merecía el asunto, pero su mano apretó el brazo de Dorian de manera inconsciente.

— Tuve un pequeño inconveniente con el señor Bellini. Los Ventrue nos estamos tambaleando, y esta será la oportunidad perfecta para los de su calaña.

(...) buscando una de sus manos. No era habitual en ella el contacto físico, y esperaba que aquel gesto bastara para transmitir la seriedad del asunto.

— ¿Qué haremos con los Lasombra? Hasta ahora no han tomado partido por ningún bando y yo…

Odiaba darle (...)

(...) de responder.

— Podría decirse que lo somos… Pronto tendré una cena con ella. Prometo traer este tema a la mesa.

De repente, otro asunto cruzó su mente. No estaba segura de cómo abordarlo con delicadeza, así que optó por recostarse junto a él, (...)

(...) la mirada por unos segundos. Aquel tema tenía el poder de hacerla vulnerable en un instante… y no era el momento adecuado para ello.

— Lenore, dices…

Antes de volver a su neutralidad habitual, alzó una ceja, intentando definir aquella relación antes (...)

La vampiresa tenía toda la intención de discutirle la mención de su contacto. Jamás permitiría que sus sentimientos se interpusieran en su deber… o al menos eso quería creer. Sin embargo, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, tan evidente que tuvo que apartar (...)

(...) lo veo capaz de desangrar a unos humanos inocentes.

(...) encajaban.

— Es cierto que apenas pusimos un pie en América… comenzó a corromperse. Se dejó llevar por las nuevas facilidades… Por eso yo…

Su voz descendió a un susurro, como si la duda pesara demasiado en su lengua.

— Yo me deshice de él… pero no (...)