Kalea Radical ❤️‍🔥🏴

Feliz día del hombre a los tranos y nada más que a los tranos.

En este vacío, los viejos valores autoritarios se disfrazan de rebeldía. Y cuela. Y quienes no quieren jugar al concurso de “mírame, existo”, huyen hacia lo sagrado: creer q si son buenos, Dios los salvará del infierno, xq aquí, en la tierra, nadie está dispuesto a hacerlo.

Nos vendieron meritocracia, éxito exprés, felicidad obligatoria. Un pack completo de mentiras premium. Y seguimos repitiéndolas como si fueran ley natural. Mientras tanto, el sistema haciendo aguas. El Estado prometiendo seguridad y futuro… y entregando precariedad y ansiedad

Estos días se habla del “renacer” de la religión y la espiritualidad. No es misterio: cuando la sociedad se cae a pedazos, la gente busca algo a lo que agarrarse.

Felicidades 🎈🎂🥳

El estrés crónico nos va apagando poco a poco.

Cuando el gurú de turno os quiera convencer de que dormir cinco o menos horas es la receta del éxito, recordad que la privación de sueño se utiliza como herramienta de tortura porque provoca un rápido deterioro (reversible) de las funciones cognitivas.

¡Esto tatuado a fuego!

No somos lo mismo. A ti te inquieta que, con la IA y otros avances, los robots se parezcan cada vez más a los humanos. A mí me inquieta que los humanos se parezcan cada vez más a los robots. 🤖❤️‍🩹

Y no lo olvidéis nunca: Nuestros complejos, amasan su fortuna 💸

Vivimos en un mundo que nos obliga a encontrar defectos, así que buscar cambiar el cuerpo para gustarnos, sobre todo, cuando implica tanto esfuerzo y riesgo para la salud, termina sin tener demasiado sentido y siendo más problema que solución.

La insatisfacción corporal no se resuelve “viéndote mejor”, sino haciendo que no verte bien, o no gustarte, no tenga tanto poder sobre ti. Cuando algo deja de dominarte, consecuentemente, también te afecta menos.

Tener un TCA no es “querer ser delgada”. No es vanidad. No es un capricho adolescente. Es haber aprendido a sobrevivir donde el maltrato, demasiadas veces, fue el lenguaje afectivo. Donde “te lo digo por tu bien” o "para que no sufras" significaba: “corrígete para merecer amor”.

Mi olla a presión la tiene una de las personas que más asco me da del mundo. Y no, no es une ex. Quién me mandaría a mí llevar 6 litros de gazpacho andaluz ahí. 🥲

Por desgracia, esto es relativamente frecuente ❤️‍🩹

A ti que lo aprecias, reina 🩷

🫂❤️‍🩹

"Donde 'te lo digo por tu bien' significaba 'corrígete para merecer amor'" me acaba de hacer temblar las manitas y otras cosas que no son físicas. Hostia puta.

La experiencia precede (y cambia) la creencia. Si aún no lo crees, sólo hazlo.

Reapropiarte del cuerpo no es solo comer. Es desobedecer. Es romper la lealtad con el maltrato aprendido. Es no permitirlo en quiénes lo disfrazan de amor. Y empezar a creer que mereces vivir sin castigarte por existir.

Un TCA no es una "patología individual". Es una respuesta colectiva a un sistema que enseña a odiar el cuerpo, a confundir disciplina con violencia, a llamar amor a la corrección.

Y no se sana* sola, porque la herida* siempre fue relacional. Hace falta poner distancia de donde nos dicen ser queridos pero nos siguen violentando. Hace falta comunidad, cuidado, espacios donde el control no sea virtud. Donde comer, descansar y sentir no sea una falta.

Salir de un TCA no es solo aprender a relacionarse con la comida de otra manera. Es dejar de hablarte con la voz de quienes te exigieron ser otra. Es desaprender el maltrato y construir ternura donde antes hubo vigilancia y violencia.

Muchos TCA son consecuencia de carencias afectivas. Hogares donde el amor se gana a base de exigencia, obedeciendo, donde el cuerpo es censurable y corregible, es sacrificio y escaparate del resto de virtudes. Donde se aprende que, sufrir es una forma de pertenecer.

Cuando quienes debían sostenerte te invalidan, tu cuerpo aprende a hablar con dolor. “Si controlo el cuerpo, controlo el riesgo.” “Si me castigo, me adelanto al castigo.” Y así, el cuerpo se convierte en refugio y enemigo.

Creces oyendo que adelgazar es una forma de protección. Que si encajas, duele menos. Que si te corriges, te quieren más. El castigo viene envuelto en consejos. Y, poco a poco, aprendes a infligírtelo tú, antes de que otro lo haga.

Un TCA es una forma de control que nace del descontrol. Una manera de dañar lo que ya fue dañado. Una autoviolencia inflingida con raíces en violencias anteriores, directas o indirectas, y, muchas veces, negadas o disfrazadas de cuidado.

Tener un TCA no es “querer ser delgada”. No es vanidad. No es un capricho adolescente. Es haber aprendido a sobrevivir donde el maltrato, demasiadas veces, fue el lenguaje afectivo. Donde “te lo digo por tu bien” o "para que no sufras" significaba: “corrígete para merecer amor”.

Que no nos junten o terminamos con todas las huertas de España 🤣