𝕯𝐚𝐞𝐫𝐨𝐧 𝕿𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧.

+ un festín en sus pechos.

+ contenerse, tratando de apartar el camisón, rasgó la delicada tela hasta dejar expuesto el suave vello platino entre sus muslos. No había sido intencionado, pero aquello le hizo gruñir de puro deseo—. Dioses... Lo siento —pero ya estaba colando una mano entre sus muslos mientras su boca se daba +

+ cena... —Confesó, con una sonrisa traviesa—. Ese vestido realza tus encantos —sus encantos ya estaban expuestos y Daeron los estaba acariciando y amasando sin ningún pudor. No tardó en lanzarse a lamerle los pechos y los erguidos pezones. Eran una puñetera maravilla. Casi sin poder +

—Nyra... —Daeron estaba tan duro como una roca y era imposible que su hermana no se hubiera dado cuenta. El joven se deshizo de su camisa, arrojándola al suelo, y después se dedicó a desatar las cintas que protegían aquellos pechos perfectos, llenos, deliciosos—. Te deseé durante toda la +

+ daba vergüenza confesar que había fantaseado con bajarle el corpiño para devorar sus pezones rosados durante toda la cena... Pero ahora podía tirar de esa tela y desnudarla—. Dioses... —La levantó en volandas y la llevó hasta la cama, donde la dejó con suavidad para librarse de su ropa.

+ por ello sus hermanos lo habían ignorado desde que había regresado, temporalmente, a Desembarco.
En cuanto Rhaenyra se aferró a él, el joven atrapó el cuerpo femenino contra el propio y se lanzó a por su boca, abierta para él. La deseaba con locura. Sólo verla le hacía arder la sangre. Le +

+ Él había sido entrenado como caballero por su tío, instruido en diferentes lenguas, historia, política y otras ciencias por los mejores maestres de la Ciudadela, y había aprendido con Tessarion y un solo guardián todo lo que necesitaba sobre los dragones. No, no era como sus hermanos y tal vez +

Lo cierto era que tenía poco que ver con su familia. Compartía ciertos rasgos de carácter con su tío Ser Gwayne Hightower y, por supuesto, mostraba los rasgos valyrios de su padre. Pero su crianza y su educación habían sido muy diferentes a la que sus hermanos habían recibido en Desembarco. +

+ injusto a ojos de Daeron—. No tienes que estar sola nunca más... —Se inclinó para besarla, ávido por probar su boca una vez más. El rostro de Rhaenyra era una belleza y las formas llenas que se adivinaban bajo su ropa prometían placer.

+ tenido a los hijos de Laenor Velaryon muy joven y, pese a los años transcurridos, no había tenido hijos con su nuevo esposo. Daeron intuía que aquel era un matrimonio sin amor, basado en la protección que él podía proporcionar y en el poder que a ella se le podía arrebatar. Era totalmente +

—Nunca... —Las caricias de Rhaenyra le hacían hervir la sangre. Sí, eran medio hermanos, pero eso nunca había importado para los Targaryen. Y también había diferencia de edad. Pero Rhaenyra seguía siendo una mujer joven en la flor de la vida y él no era invulnerable a sus encantos. Había +

+ chimenea y las lujosas alfombras tapizaban el suelo.

—Nyra —la tomó por la cintura, atrayéndola hacia él como si fuera algo normal y no una locura. Habían hecho el amor un par de veces, pero su relación era incipiente y peligrosa.

+ movimiento del cuadro, se giró hacia aquella voz conocida. Enseguida se levantó para acudir al encuentro de su hermana. El joven llevaba tan solo unos pantalones oscuros, de tela suave y holgada, y una camisa blanca abierta. Estaba descalzo, pero la sala estaba caldeada por el fuego de la +

Daeron tenía la mala costumbre de estudiar hasta tarde. Aunque normalmente tenía que madrugar, en cuanto se lo permitían se convertía en un animal nocturno. Lo cierto era que prefería las horas de la noche, más serenas, libres de ojos y oídos, de ruidos y distracciones. Así que cuando sintió el +

—Lo observa desde las sombras... Él sí que es estimulante...

+ no se pueden disimular.

+ lanza a besarlo responde con la misma intensidad. Se acuerda muy bien de aquel día entre las sombras y la promesa de la noche que no tardará en llegar lo enardece enseguida. Va a ser difícil que salga de esos aposentos indemne si ella sigue besándolo de ese modo. Hay cosas que +

—Mi madre apenas me mira. Tal vez sienta culpabilidad o simplemente vergüenza. No me conoce, no la culpo —él tampoco ha sentido nunca demasiado afecto por sus padres, lo apartaron muy pronto de ellos—. Te estaré esperando —sonríe, complacido por las promesas de su hermana, pero en cuanto ella se +

+ bueno para su propio bien—. Pero me gustaría celebrarlo y sé qué regalo me gustaría recibir —se inclina sobre ella hasta que sus alientos se mezclan—. Te quiero la noche entera, Rhaenyra... Te quiero en mi cama...

+ el uso constante de la espada, sobre el borde del apretado corsé de la princesa. Un pequeño tirón y podría hacer que sus pezones, apresados por la tela, salieran al exterior.

—No esperaba que nadie se acordase del día en que nací —excepto Gwayne, pero Gwayne no cuenta, Gwayne es demasiado +

Daeron siente una punzada de celos al escuchar que ella estuvo enamorada de Daemon cuando él aún no existía. No puede evitar detestar al Príncipe Canalla: por tener lo que él desea, porque no la merece.

—Ayer fue mi décimo octavo día del nombre —Daeron sonríe y juega con los dedos, callosos por +

+ robado la razón... Y me encanta.

+ lo que te preocupa? ¿Que me pase lo mismo que a ti? —Sus ojos violeta se pasean por la piel blanca y suave de su hermana—. No sé hasta qué punto lo elegiste o te viste forzada a tomarlo. Yo no estoy obligado a tomar mujer. Tú eres la única que me interesa. Y no sé por qué, Rhaenyra. Me has +

+ quisieras? No voy a decirte que te estás conformando con un hombre viejo porque sé de sobra que Daemon Targaryen es un rival difícil. Sé las pasiones que despierta. Pero no las despierta en ti —le acaricia el nacimiento de los pechos con el dorso de los dedos—. ¿Lo hizo alguna vez? ¿Es eso +

—Oh, Nyra... —Daeron baja la mirada por un momento, buscando argumentos para convencerla de que todo eso de la edad es una tontería. Aunque Daemon podría estar preocupado por lo mismo, a fin de cuentas ella ya lo ha traicionado con un hombre más joven que él.

—¿Acaso tú no podrías tener a quien +

+ hace mucho tiempo que dejó de interesarme. ¿Acaso se interesa ella por la mía? Rhaenyra... —ahora es él el que le acaricia el cuello con un dedo, bajando hacia su escote—. Sabes lo que deseas... Y eres de las que lo toman. Lo sé...

+ la cabeza —por un momento se vislumbra en Daeron una frialdad peligrosa. Desde luego, ya no es un niño y, entre los Hightower, un dragón tiene que tener mucho cuidado. Sólo se fiaría de su tío Gwayne, porque el hombre es demasiado noble como para traicionarlo.

—Y la opinión de mi madre +

Daeron cierra los ojos por un momento al sentir la caricia. Está loco por ella y le cuesta horrores contenerse, aunque no quiere asustarla. No ha dejado de pensar en lo que pasó entre ellos ni un solo día y no se arrepiente en absoluto.

—¿Tan poco confías en mí? Tal vez sea él el que pierda +

+ no consigo acercarme a ti porque realmente mi madre lo pone difícil o porque tienes miedo de estar a solas conmigo —se acerca un poco más y suspira—. Y créeme, me acaba de costar horrores llegar hasta ti. Y eso que sólo soy tu hermanito pequeño. ¿Qué podría hacerte? Dioses...