ㅤ︎ㅤ︎𝒆𝐦𝐦𝐚.

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Del brazo con su doncella, la 𝓕𝐚𝐢𝐫𝐜𝐡𝐢𝐥𝐝
merodeaba por Hyde Park. Fue al cru-
zar el sendero, que vio aproximarse a
@vndertheinflcence.bsky.social.

————¡𝓛𝐨𝐫𝐝 𝓜𝐨𝐧𝐭𝐠𝐨𝐦𝐞𝐫𝐲! Que bue-
no volver a verle. ¿Confío en que su via-
je de vuelta pasó sin incidentes?
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que ganárselas, 𝐦𝐢𝐥𝐨𝐫𝐝. Ciertamente no pre-
tendo aburrirlo con temas que no sean de su
interés, así que debo de saber de qué pre-
fiere hablar. Y es usted bienvenido a contar-
me curiosidades que posea, también. Una
curiosidad a cambio de otra. Es lo justo.
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tamaño, o género; o situaciones por no ser
demasiado urgentes, y termina siendo el
peor error. Lo mismo sucede en la vida ani-
mal. No siempre el animal más terrorífico es
el más grande.

Una pausa, en la que ocupó sonreír, relajan-
do los hombros.

————ℳe temo que tendrá ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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debía seguir por ahí, pues si guardaban si-
lencio y prestaban atención, se podía oír el
ocasional 𝑡𝑖𝑥 característico de su especie
al emprender vuelo de un lado a otro.

————𝒰n recordatorio poderoso. Muchas
veces solemos subestimar a las personas
por razones burdas como edad, ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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funcionaban de una forma distinta de acuer-
do a su especie. Eran más impredecibles. El
ser humano muy rara vez lo era.

Si bien la atención se mantuvo en 𝓓𝐚𝐦𝐢𝐚𝐧,
permitió que sus ojos escanearan el paisa-
je antes de volver al árbol. El pájaro había
desaparecido de su vista, pero ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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interacciones. Más activas, más estimulan-
tes que sólo banalidad. La mente de 𝓔𝐦𝐦𝐚
buscaba desafío. De otra forma, se aburría
con mucha más facilidad. Esto no incluía a
los animales, claro está. Lo distintos que
podían ser entre sí resultaba mil veces más
fascinante, pues ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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segura de que posee conocimientos de te-
mas que yo no encontraría 𝑝𝑟𝑎́𝑐𝑡𝑖𝑐𝑜𝑠 tam-
poco.

Hizo énfasis en repetir las palabras del ca-
ballero, asegurándose que el tono no fuese
condescendiente, pues tampoco pretendía
sonar así. Al fin y al cabo, prefería ese tipo
de ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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————𝒫ara nada, al menos hasta ahora.
Porque usted ha sido el que ha pregunta-
do por más información sobre el pájaro, ¿o
no? Así que el privilegio es todo suyo. [...]
Y estoy de acuerdo con usted: No todos
los temas son prácticos, todo dependerá
de la persona. Estoy ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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Le fue imposible contener una sonrisa al
escucharle. Claramente no encontraba to-
do el asunto de los pájaros ni un poquito
interesante, y no podía culparlo. Estaba
consciente de que no era algo para cual-
quiera. Ante su pregunta, la pelinegro a-
doptó una expresión ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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brazo de la mayor para ocuparse de pre-
parar la infusión, sacando de las alacenas
las tacitas de té————. Aunque no pon-
dría mucha resistencia si me acompaña-
ras.

Miró a 𝓘𝐬𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 de soslayo con una sonri-
sita a punto de escaparse.

————¿𝒴 tú? ¿Qué planes tienes?
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————𝒫ues mi agenda aún no está muy
llena, a decirte verdad. Supongo que lue-
go de las lecciones, 𝓜𝐢𝐦𝐢* y yo iremos al
paseo diario. Mamá sigue presionándome
de que debería de ir a la modista antes de
que comiencen las visitas, pero que fasti-
dio ————soltó el ( 𝐦𝐚́𝐬... )

* 𝑑𝑜𝑛𝑐𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑒𝑚𝑚𝑎
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planes fallidos.

La cocina estaba vacía. Todo el servicio,
así como el resto de la familia, ya se ha-
bía retirado a sus respectivos aposentos.
Y menos mal. Era tardísimo, pero ni ella
ni su hermana acotaron nada sobre eso.
Las preguntas estaban de más. Al menos
por ahora. ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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noche hermosa... Fría, como es de espe-
rarse a mitad de Enero, pero no era ese
frío que se te metía en el esqueleto y era
imposible desvanecerlo. Un té era justa-
mente lo que ambas necesitaban; tanto
para calentarse más como para despejar
la mente... O distraerse de sus ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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Envolvió el brazo de 𝓘𝐬𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 con el pro-
pio, y así emprendieron rumbo, abrién-
dose paso por los pasillos del hogar fa-
miliar. Las llamas de las lámparas en la
pared iluminaban su camino, y el silencio
sólo era interrumpido por los pasos de
las hermanas. Hacía una ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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este poeta, 𝓢𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧 𝓕𝐚𝐢𝐫𝐜𝐡𝐢𝐥𝐝? Un es-
critor bastante intrigante, y desconocido
por muchos. ¿Tienes algo suyo que me
puedas recomendar?

Las chances de que permitiera que leye-
ra algo suyo se dividían a la mitad, pero
la muchacha no perdía nada con pregun-
tar.
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estar decidiendo qué género de literatura
era el que elegiría. Pero en su mente ya
tenía una idea. Sus facciones se suaviza-
ron, y mostrándole la sonrisa más inocen-
te que pudo conjurar, esa sonrisa típica
hermana menor que quiere salirse con la
suya.

————¿ℋas oído de ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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Sus pasos se detuvieron a un metro de
distancia del escritorio ajeno, y sus ojos
se ocuparon de escanear el estado del
mismo, enfocándose en el cuaderno de
tapa de cuero que reposaba encima del
resto de los papeles.

————ℋ𝓂𝓂...

Meditó por unos segundos, fingiendo de
verdad ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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————𝒮í que lo conozco. Tenemos una co-
pia en casa. ¿Dónde fue la última vez que lo
vio? Puedo ayudarla a buscarlo, si quiere.
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————¡¿𝒞ómo?! ¿Qué libro?
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la menor se había 𝑎𝑡𝑟𝑒𝑣𝑖𝑑𝑜 a cuestionar
sus lecciones de historia; y si bien todo
parecía haber sido resuelto, 𝓔𝐦𝐦𝐚 se-
guía reacia a disculparse. No tenía por
qué, había tenido razón.

————¿𝒬ué lees? ¿Algo que tengas
para recomendarme?
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𝓔𝐦𝐦𝐚 sonrió, satisfecha con la contes-
tación recibida, y fue entonces que se
animó a atravesar la puerta y acercarse
a su hermano.

————ℰstoy escondiéndome de 𝓜𝐢𝐬𝐬
𝓑𝐫𝐨𝐰𝐧. Sigue molesta por lo que pasó.

Su institutriz, una mujer ya mayor, había
afirmado estar ofendida pues ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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Al menos no hasta que la temporada
inicie formalmente. [...] Y, claro está, mi
hermano también participará.

Su sonrisa mutó a una más divertida.
Hablar de 𝓢𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧 en ese escenario le
parecía hilarante, sólo porque era su
hermano.
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ejemplo, era mucho más pragmática.

————𝒫ues recientemente vi a uno
de los varones 𝓜𝐨𝐧𝐭𝐠𝐨𝐦𝐞𝐫𝐲 en uno de
mis paseos así que asumo que ellos
estarán presentes esta temporada. Y
escuché que los 𝓗𝐚𝐥𝐥𝐨𝐫𝐚𝐧 arribaron ha-
cía unos días, pero no les hemos visita-
do aún. ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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se expandió en su rostro al oír las pala-
bras de su compañera. No como burla,
sino más bien enternecida. Algo que
𝓔𝐦𝐦𝐚 admiraba de ella era que se man-
tenía siempre abierta a la posibilidad de
conseguir «amor verdadero». No siem-
pre era el caso. Su hermana 𝓘𝐬𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚,
por ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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Estaban entre amigas, o más bien le
gustaba pensar que ese era el caso,
pues la 𝓕𝐚𝐢𝐫𝐜𝐡𝐢𝐥𝐝 le guardaba mucho
aprecio. Eran básicamente contempo-
ráneas, y vecinas durante la época so-
cial desde hacía ya años. Dio un par de
sorbos al té servido suyo, y una sonrisa
( 𝐦𝐚́𝐬... )
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La acción de la rubia no le molestó en
lo absoluto. Después de todo, si había
alguien que se revelaba ante todos
esos protocolos sociales era ella. Los
encontraba como más técnicas de re-
presión hacia las mujeres. No, 𝓐𝐦𝐲
podía relajarse todo lo que quisiera
con ella. ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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————𝒩o, y estoy algo inquieta. ¿Te
apetece un té de manzanilla para ver
si ayuda con el insomnio?

A sus espaldas colocó las manos, y disimuladamente se sacó los guantes
de viaje para no indicar que planeaba
salir. Los hizo bolita con una mano, y
extendió la otra hacia la muchacha.
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conversación a si había o no rastros de
insomnio en ella. La realidad era otra:
Se suponía que debía estar ya camino
a una reunión, pero con la presencia de
su hermana allí, justo en la entrada de
la casa, sería imposible. Pero estaba
bien... Podía quedarse con ella.
( 𝐦𝐚́𝐬... )
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El susto en sí hizo de toda la escena
aún más sospechosa. Y no era prime-
ra vez que algo así sucedía con ella,
las noches parecían huirle a la mayor,
o quizás la que huía era 𝓘𝐬𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚. ¿Pa-
ra dónde? No sabía. Ladeó la cabeza, casi resoplando al escucharla desviar
la ( 𝐦𝐚́𝐬... )
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Esa mañana, la puerta de la habitación
de @ofloveandpoetry.bsky.social es-
tando semi-abierta llamó su atención.
Lentamente se aproximó, y en segun-
dos su cabeza se asomó dentro, casi
de inmediato fijando la vista en el ma-
yor que la ocupaba.

————¿𝒪cupado? ————inquirió.
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