El Topo Erudito

Confunden mensaje con historia.

L. W.

Las vísperas nos enseñan que esperar es un camino.

Confunden perspectiva con punto de vista.

La partida y la llegada, como el destino y la nada.

En contra de la corriente, lo que se avanza, se siente.

El que vuelve no se fue.

El frío es inexorable, como el ardor del jengibre.

Cada noche que camina tiene un día que la corre.

Con un problema a la vez bien se llega a la vejez.

Si hay histeria que no se note.

La rutina engendra rutina.

Toda catástrofe encierra una calma.

De mirada ambigua y vista vaga.

Sonoro y meditabundo, como el celador del mundo.

Lo que vale, cuesta, pero lo que cuesta no siempre vale.

El regreso es la ida por otros medios.

La medida de lo que está la da el peso de lo que falta.

¿Qué queda cuando se quita de una casa quien la habita?

La dirección y el sentido,
como el viento y el olvido.

No hay mar que por bien no venga.

Confunden pronóstico con ansia.

La paradoja del tramposo: poco truco no es trampa; demasiado, no es juego.

No todo lo que decimos es digno de ser pensado.

Las piernas llevan pero también sostienen.

La causa con el efecto como el sobrante y el resto.

Alguien confesó tener
dos calambres en el alma:
uno que oprime la calma,
otro que aprisiona el ser.

Catatónico mental: el que mueve su cabeza, no su pensamiento quieto.

¿Cuántos días todavía faltan para que nos llegue la fecha en la que nos pegue el palo de la porfía?

Cae el que ya no transita.