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Personas que pasan y personas que se quedarán aunque pasen. Esa diferencia.

El tiempo no corre cuando alguna canción provoca un oleaje en el pecho.

A veces la niebla surge de un suspiro.

"Para podernos encontrar".

Repasar caminos hasta que no crezca la hierba. Hablo de recuerdos.

🫂

Con el permiso de nadie, procedo a romperme.

Se me da desagradablemente bien apartarme.

Qué más da el cuándo si no es con el quién.

Menos mal que solo te pienso cuando respiro.

Hay un tipo de maldad que se disfraza de generosidad, y es de las peores. Nunca aceptes sus regalos.

Pasar de puntillas por un recuerdo para que no se despierte y otras formas de capear un miércoles.

Que se resista otro a no echar de menos.

En realidad todo este silencio son palabras que se me han acumulado en el pecho.

Nada más elegante que no molestar.

Que ya no es tanto buscar la felicidad como esquivar el dolor.

Las experiencias nos vuelven terriblemente selectivos.

Empiezo a pinchar por todos lados.

A ver si un segundo café me resuelve las dudas.

Me estoy emborronando.

La insensatez de sentir un sábado por la tarde.

A veces me abruma la certeza de saber que es imposible conjugar en una vida lo que puedo, lo que debo y lo que necesito ser.

Últimamente estoy pegado a un recuerdo que no me deja avanzar.

Los suspiros de uno en uno, por favor.

La realidad es que hay un adiós concreto que me sigue doliendo.

El olvido me persigue y el recuerdo siempre me encuentra.

Hay remolinos que se quedan.