𝐌𝐀𝐑𝐓𝐇.

Quizás por eso en un inicio sentía que quizás, no estaba entendiendo apropiadamente las palabras de Kris.

Ella debió notar la confusión en su expresión, porque continuó hablando, queriendo explicarse.

Y esa misma sinceridad descolocó a Marth.

Había estado acostumbrado a mucho tipo de miradas cuando hablaba de sus pesares, ideales y sueños. Lástima, severidad, compasión.

Pero eso…, eso era completamente diferente.

Era la primera vez que se sentía 𝘷𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰.

Recreación de las conversaciones canónicas del juego.

cómo respuesta de ella, su reacción, no esperó que no hubiese ni aún atisbo de confusión o decepción, todo lo contrario…

¿Cómo debía sentirse al ver que el general que debía obedecer, era alguien tan… frágil?

Porque así se sintió.
Estuvo por pedirle que olvidara todo lo que escuchó, buscó palabras para desestimar o suavizar un poco lo dicho previamente, pero de todo lo que podría haber imaginado

hablándote repentinamente de todas estas cosas.

Ella no tenía nada que ver con sus demonios internos. Un príncipe no debía mostrar debilidad ante sus súbditos y menos frente a sus tropas.

Estaba convencido de que, de alguna forma, había incordiado a Kris.

en un momento dónde él estaba necesitado de hablar. Ir al cementerio siempre lo dejaba en un estado vulnerable, se avergonzó de ello bastante rápido.

Se compuso tan pronto como pudo, dirigiendo una sonrisa en su dirección a modo de disculpa.

—Ah… lo siento. Debo haberte confundido

Tampoco quería intentarlo, incluso si pudiera. Solo fue en ese momento, dónde no recibió una respuesta que recordó con quién estaba, qué estaba haciendo y cayó en cuenta de lo que había dicho.

Se le había ido la lengua, quizás porque Kris se había mantenido en silencio dispuesta a escuchar

estrujaba y dolía con la simple idea. Sacudió la cabeza.

Entonces, un sentimiento más íntimo salió a flote, antes de poder siquiera atajarlo.

—Tal vez no sea apto para ser rey… Tal vez sea una forma ingenua de pensar… Pero así es como realmente me siento. Y no puedo traicionar mis sentimientos.

—… Jagen también me lo dice a menudo. "Quien dirige a la gente debe ver el panorama completo". Si uno sacrifica a unos pocos para salvar a muchos, esa fue la decisión correcta. También lo entiendo. Pero... no quiero eso. Tener que sacrificar a alguien…

No se entía correcto.
El corazón se le

Pero Marth, tan acostumbrado a recibir el mismo discurso y opinión respecto a sus pensamientos, se anticipó a ella, suponiendo lo que estaba pensando sin saber que Kris estaba lejos de intentar convencerlo de otra cosa, o de darle un amable sermón.

únicamente espacio al arrepentimiento.

—Cuando mis camaradas son heridos y caen, no puedo evitar sentir dolor… incluso si es ingenuo de mi parte… no quiero dejar que ninguno de mis camaradas muera.

cada aliado, cada amigo, que dió su vida por su reino… por su causa… por él.

—Pero…

Quizás habrían muerto sin arrepentimientos, Marth deseaba pensar que era así, pero auque fuera de esa manera…

—Pero yo… aún siento dolor.

Expresó suavemente, su sonrisa se desvaneció del todo dejando

su sonrisa flaqueó y se mantuvo únicamente de forma débil.

Quería pensar que ese era un buen consuelo. Él mismo comprendía esos sentimientos, el ser capaz de dar la vida por la causa, no obstante cuando pensaba en ello a su cabeza venía cada vez, cada batalla y cada soldado,

Los intentos de Kris fueron bien recibidos, su honestidad le sonsacó nuevamente una sonrisa. La simple amabilidad de intentar animarlo era un gesto que apreciaba.

—Gracias… me alegra oír eso.

Sin embargo, a esas palabras le siguió una expresión triste,

ante la lápida delante de ellos, las flores frescas que había traído ese día descansaban en el suelo ante ésta.

—… no pude salvarlos —añadió en voz baja, la tristeza de este hecho filtrándose entre sus palabras—. Es algo que nunca debo olvidar.

Marth comprendió a lo que se refería. Asintió con algo de pena mientras sus ojos vagaron por el cementerio, echando un vistazo a las lápidas alrededor de ellos.

—Muchos Alteos sacrificaron sus vidas en la Guerra de las Sombras. Mi padre fue uno de ellos.

Sus ojos se detuvieron

—¿No sueles frecuentar cementerios?

—En absoluto, no te disculpes por eso, no interrumpes nada.

Sacudió la cabeza con una sonrisa amable. Si debía ser franco, le agradaba verla en un ambiente menos formal, aunque la joven recluta no parecía bajar la guardia ni siquiera fuera de sus labores.

ese lugar, se extendió un poco—. Aquí descansan todos los soldados que cayeron durante la última guerra. Vengo seguido a mostrar mis respetos, es algo que debo hacer solo.

Era natural su curiosidad, difícilmente podía vérsele a Marth completamente solo sin nadie de su guardia haciéndole compañía.

Sacudió la cabeza.

—No. Suelo venir a este lugar solo —explicó, dado que era la primera vez de Kris en

mar.

—¿Vienes a visitar a alguien?

para cruzar miradas con ella.

No demoró en ponerse de pie para saludarla.

—Hola, Kris. Es raro que nos encontremos en un lugar como este.

Un lugar lejos de la formalidad de sus roles, sin acompañamiento de nadie más que los familiares que traían flores y el viento que traía consigo el olor del

El príncipe Marth se encontraba al fondo del todo, inclinado sobre una rodilla frente a la lápida más grande todas; por su forma se denotaba que fuera quién fuese el difunto... era especial sobre todos los demás allí.

Y como si hubiese sentido su presencia, levantó la cabeza y giró su rostro