Vladimir Raskolnikov

Memoria muscular aplicada a algo tan simple como respirar y ser feliz.
"Oh, vaya, no recordaba que estoy rodeado de muerte y desesperación. ¡Qué tonto!"

Me duele la cabeza y mientras pienso "bueno pues voy a tomar el aire" recuerdo que aquí el aire consiste en un puñetazo en la nuca.

Muy a favor de dejar envejecer las cosas y ver qué pasa.

Ideal para poner lavadoras.

Imagina vivirlo.

Pones un pie en Linares y cualquier sentimiento puro que albergue tu corazón perece calcinado al instante.
Sé de lo que hablo. Conozco de sobra está mierda, ya he bailado demasiados veranos entre los olivos y la muerte.

Tal vez os interese saber que me dispongo a pasar la ola de calor en la incandescente ciudad de Linares.
Claramente en algún momento algo hice mal con mi vida.

El resumen: demasiada zarza para tan poca mora.

Me gusta pensar eso.

Buen copiloto no soy, pero al menos puedo estar 800 km poniendo temazos.

Sé que he madurado porque voy de camino al río Lozoya y la rima ni está ni se la espera.

Bueno, es una gran combinación.

Por una parte está bien la familiaridad, pero hay un algo vergonzoso en que te conozcan en un bar. De algún modo pasas a ser un borrachín más, alguien al que identifican con una bebida en concreto.

Lo tengo merecido.

Tal vez un beso, la próxima vez.

Tengo un vecino, en el bloque de enfrente, clavadito a Sánchez Dragó.
En verano es habitual su estampa en camiseta de tirantes, asomado a la ventana, oteando la calle. En cuanto cruzamos miradas inmediatamente vuelve a su cueva y baja la persiana. Es nuestro rollo de señores creepys.

No, en serio. Me he tomado un trozo de tarta de queso y estoy DROGADO.

Es curioso cómo el cuerpo se acostumbra o desacostumbra a las sustancias: ahora mismo una pequeña cantidad de azúcar me despierta muchísimo más que un café.

Vendrán tiempos mejores, quiero creer.

He de reconocer que la situación política me tiene más triste y cansado que cabreado.
A pesar de ello, cuando toque, votaré. No queda otra.

Ojalá.

La fealdad tiene su aquel.

Muy a favor de las imágenes publicitarias de este tipo.
Nada de perfectas modelos con poses impostadas en entornos tan idílicos como falsos. Aquí te mostramos la vida REAL.

Muy apropiado.

Comprendo y respeto el concepto de grupo, pero, ¿es necesario ir ocupando todo el ancho de la acera?

El que no rebaña la sartén a cualquier santo le reza.

¿Lo mejor de la vida? Esa costrita de tomate que queda en el borde de la sartén a medida que va bajando el nivel de la boloñesa a fuego lento que estás preparando.

Todos los días, en algún momento, hay un pensamiento que irrumpe por sorpresa en mi cerebro: hay un tupper de croquetas de cocido en el congelador.

Pues no lo sé, la verdad.