𝐔𝐭𝐚𝐡𝐢𝐦𝐞

trazando figuras sin sentido en la piel expuesta.

"Pero la idea de que te marches me da pánico, después de lo que pasó..."un escalofrío la recorrió entera al rememorar lo acontecido con los Zenin.

"Si me muerdes te golpeo." Sentenció la mujer mientras se acostaba a su lado, quedándose muy cerca de él pero sin enroscarse como pulpo todavía a su cuerpo.

"Creo que sí necesitamos tiempo, o yo en todo caso." Murmuró de pronto mientras una de sus manos se paseaba en el pecho adverso, su índice +

No tenían una vida larga garantizada, debían aprovechar cada instante juntos para ser felices.

la mano, dirigiéndose a su habitación. Sabía que dormía mal pero con ella se volvía indulgente y dormía propiamente.

El peso de su amor por Gojo Satoru le caería a la azabache en cualquier momento, solo necesitaba dejar de ser tan cabezota y permitir que todo fluyera.

+

Sus acciones hablando más que sus palabras. Solo necesitaba caer en cuenta de que lo llevaba amando más tiempo del que le gustaría admitir.

Quizá incluso desde que eran estudiantes, disfrazando su sentir en rechazo y enojo por sus burlas.

"Vamos a la cama, te ves cansado." Volvió a tomarlo de +

Poco a poco, sin ser apenas consciente y tras todo lo ocurrido con Gojo, ella iba a ocuparse de él. Comenzando a querer su bienestar en cada mínimo aspecto, estando ahí para él como nadie lo había estado.

No estaba segura de lo que sentía por él, eso le había dicho. Pero su subconsciente sí. +

"Vale, espera aquí." Fue a por un pequeño botiquín que tenía en el baño y comenzó a curarlo. En sí la herida estaría bien solo con aliviarla con agua fría pero se tomó muy en serio el cuidarlo.

Su instinto de mamá osa, su lado protector, saliendo a flote con mucha fuerza.

+

poco tenían del trato profesional de una.

"¿Duele? Puedo traer una pomada."

"Por exhibicionista." Lo regañó y se apartó de él solo para ir por un poco de papel húmedo para limpiarlo y calmar ese ardor.

Lo hizo con cuidado, con la precisión de una enfermera. Aunque las suaves caricias que le dejó, apenas con las yemas de sus dedos, +

No seas raro..." Murmuró con una expresión avergonzada, apartando la mirada del varón.

Después de su confesión sus provocaciones eran distintas, más tangibles, más reales. Ahora no solo se podía sentir molesta sino también nerviosa. +

deliciosa pizza cuando la sensación de algo rozando su piel casi la hace gritar y tirar la comida por los aires.

"¡No hagas eso, idiota! ¡Casi me da un paro cardíaco!" Exclamó y le clavó las uñas en la mano que apretaba.

La compañía de Gojo logró que se olvidase de todo, que disfrutara del día como una cría pequeña. Lo tachaba de infantil e inmaduro pero con él podía comportarse de una forma similar y pasarla bien, como nunca en tantos años.

Estaba muy atenta con la película al igual que con su rebanada de +

"Tengo cervezas y jugo en el refrigerador, supongo que quieres lo último." También sacó salsas y un poco de puré de papas para acompañar de un día pasado.

En ningún momento lo soltó, siguiéndole la corriente en aquella travesura. Y también porque le daba miedo que se esfumara.

"¿Toda la noche? Me da miedo que saques del bolsillo unas esposas..." Pronunció con una sonrisita, divertida por las ocurrencias del menor. Sabía hacerla reír y entretenerse con pequeñas cosas.

Lo jaló hacia la cocina, para poder sacar platos y vasos.

+

"Tengo cervezas y jugo en el refrigerador, supongo que quieres lo último." También sacó salsas y un poco de puré de papas para acompañar de un día pasado.

En ningún momento lo soltó, siguiéndole la corriente en aquella travesura. Y también porque le daba miedo que se esfumara.

presencia llenaba la habitación y le brindaba consuelo.

Y eso le bastaba de momento.

"Sí, sí, sí..." Murmuró, dándole por su lado mientras seguía con aquella unión de manos, quedándose tranquila ante sutil cercanía.

Había temido que se fuera y la dejase sola, quizá eso era lo que ambos necesitaban. Tiempo y espacio. Pero ella también podía ser egoísta y lo quería cerca, su +

por sus alumnos y amigos." Le tomó la diestra, apretando su mano con cariño.

sentimientos, estaba confundida. Había sido demasiado en poco tiempo.

"Pizza está bien." Respondió de forma automática, yendo a recostarse de nueva cuenta en la cama.

"Y para mí no eres un arma, eres simplemente Gojo. Mi molesto kohai, un dolor de cabeza pero una buena persona que se preocupa +

"No, Gojo no..." Las palabras murieron en su garganta, parpadeando de forma repetida para evitar derramar lágrimas.

Pese a que quería decirle tantas cosas, su lengua estaba trabada, incapaz de pronunciar nada. Su corazón dolía, no quería hacerlo sentir mal. Pero tampoco podía aclarar sus +

Terminó por decir, en un hilo de voz y viéndolo con unos ojos llenos de dudas y miedos. Todo había sido tan rápido, tan inesperado.

"Lo siento." Su labio inferior tembló, la antesala del llanto parecía hacer acto de presencia de nuevo.

"No sé qué decir..." Murmuró, abrumada por la situación. Sabía que sentía algo por él, esto fue claro en estas últimas semanas. Incluso un poco antes. Pero estaba descubriendo sus sentimientos, temía dar un siguiente paso que dañara a Gojo o a sí misma.

"No estoy segura de lo que siento por ti." +

nueva faceta que la dejó entre fascinada y asustada...

¿Ella qué sentía por Gojo? Durante mucho tiempo solo pensó en él como una molestia, un muchachito rebelde. Después se fue transformando en el hechicero más fuerte, su colega en Tokio. Un amigo, no tan cercano, pero amigo.

+

Se quedó en su sitio, observando al hechicero de forma atenta y notando como poco a poco su corazón se iba acelerando más y más por cada palabra pronunciada.

Lo conocía desde que era un adolescente insolente, pagado de sí y con el orgullo por las nubes y jamás lo había visto comportarse así. Una +

llorar al mismo tiempo. Se iba a volver loca.

"Me has molestado por años y años... Burlándote de mí porque querías mi atención, dices." Ya estaba incorporada en la cama, rompiendo su abrazo y alejándose de él. Rehuyendo a su caricia.

"No, no te creo. ¡No tiene sentido!" el corazón se le iba a salir del pecho y le entraron ganas de reír y +

Como siempre pasaba con él su carácter simplemente explotó. Mostró una expresión ofendida, después una de profunda incredulidad y terminó con una de puro asombro.

"Eres un idiota." Fue lo primero que se le salió decir, viéndolo como si no pudiera creer lo que sus oídos estaban escuchando.

+

cicatriz. Ahora estás atado a mí en este matrimonio porque no pude ser lo suficientemente fuerte para enfrentarme a Naoya o para aceptar mi destino como su esposa... Solo soy una carga. Y tú, Satoru, no necesitas más peso sobre tus hombros. "

tantos años... Siempre me has considerado débil. Y tienes razón. No soy más que una hechicera atascada entre el segundo y primer grado." Quizá no venía a cuento, pero las inseguridades y dudas siempre habían estado latentes en su mente.

"Cuando intenté subir de grado quedé marcada con esta +

Sus manos se aferraron como puños sobre la tela que lo cubría, rehuyendo de su mirada hasta que no pudo hacerlo más, quedándose prendada a esos ojos azules que parecían tener vida propia. Un azul brillante, intenso. Sintió como el aliento se le escapó.

"Lo dijiste en la misión de rescaten hace +