Natufiense amigable

Voy a transcribir todos los hilos que pueda. Este aún no lo he terminado porque anoche estaba cansado.

Aunque Najīb estaba un puesto por encima dentro de la jerarquía de mando, ʿAbd al-Nāṣir se convirtió en, indiscutiblemente, en el rostro de la revolución a ojos de su pueblo. Najīb quedó eclipsado ante su carismático compañero, los egipcios clamaban su nombre, no el suyo.

Las reformas de ʿAbd al-Nāṣir, mucho más radicales que las de Najīb, además un mucho mejor orador, le valieron convertirse en el favorito del pueblo egipcio.

Najīb y ʿAbd al-Nāṣir se alternaron la jefatura del gobierno —Primer Ministro— al mismo tiempo que el primero fungía como vicepresidente y el segundo como presidente del CMR —jefatura de Estado de facto—. En estos puestos, ʿAbd al-Nāṣir fue el arquitecto de una profunda reforma agraria.

Sin embargo, esta cordialidad entre la Hermandad y los militares comenzó a deteriorarse. Una de las razones fue la desconfianza de al-Huḍaybī hacia ʿAbd al-Nāṣir, cuyas políticas y pretensiones mas radicales asustaban a la facción más conservadora y reformista aún dominante del nuevo gobierno.

Es preciso aclarar que la Hermandad no se abolió pues no era un partido político como tal, si no una organización religiosa. Su existencia fue tolerada dentro de las instituciones del régimen y la doble militancia entre esta y el Comité de Liberación permitida.

Kamāl al-Dīn Ḥusayn —militar e ikhwani—, Aḥmad al-Sharabāṣī —erudito—, Aḥmad ʻAbd Allāh Ṭuʻaymah —político civil— y Ḥusayn al-Sayyid ʻAbd al-Qādir —político civil, sin foto—.

Rápidamente se crea el Consejo Supremo del Comité de Liberación, el cual servirá como jefatura colectiva del Partido Único. El Consejo Supremo se encuentra conformado, además de los mencionados, por: Ṣalāḥ Sālim —militar—, ʾAnwar al-Sādāt —militar—

El Comité y su fundación es anunciada por Najīb —presidente del CMR—, Jamāl ʿAbd al-Nāṣir —vicepresidente del CMR—, Fatḥy Raḍwān —antiguo líder del partido fascista Joven Egipto y Ministro de Propaganda hasta 1958— y el jeque Aḥmad Ḥasan al-Bāqūrī —portavoz y número dos de Hermanos Musulmanes—.

Bajo el lema de «Unidad–Orden–Trabajo», el 23 de enero de 1953 el CMR decidió declarar la abolición de todos los partidos políticos y establecer un brazo partidista en busca de crear una base popular y que fungirá como partido único: El Comité de Liberación (هيئة التحرير).

Durante los primeros años de la revolución, la Hermandad gozó de un amplio poder político en las instituciones, ejército, educación y poder administrativo y religioso del país. Existía una relación muy cordial entre la Hermandad y los Oficiales Libres.

Al-Huḍaybī fue la segunda persona en ocupar dicho cargo desde el asesinato de al-Bannā y dos años del puesto en vacancia, y cuya elección para guiar a la Hermandad fue más fruto de la casualidad y las conexiones que el merito.

El CMR igualmente abolió el parlamento hasta 1956 y creó en su lugar un consejo civil provisional, en el cual se encontraban los principales dirigentes de Hermanos Musulmanes, incluyendo su Guía General, Ḥasan Ismāʿīl al-Huḍaybī. Al-Huḍaybī ocupaba el cargo de Guía General desde 1951.

ʿAlī Māhir ejerció como Primer Ministro, presidiendo un gobierno provisional hasta septiembre, cuando el Consejo del Mando Revolucionario —órgano de jefatura estatal colectiva, llamémosle CMR a partir de ahora—, le cesó y nombró a Muḥammad Najīb —quien también era presidente del CMR— para el cargo.

Se encomendó a ʿAlī Māhir, un aristócrata vinculado a la derecha política y a la Hermandad y quién previamente ya había servido como Primer Ministro en los años treinta y cuarenta hasta que fue cesado por presión británica dada sus simpatías con Alemania.

Muchos de los partícipes del golpe eran, o habrían sido, ikhwanis, entre ellos el propio Jamāl ʿAbd al-Nāṣir. La Hermandad tuvo, desde un primer momento, un asiento garantizado en el nuevo régimen. Entre los primeros decretos de los Oficiales Libres se encontraba el llamado a formar gobierno.

Cuando el 23 de julio de 1952 los Oficiales Libres, célula nacionalista dentro de las Fuerzas Armadas, toman el poder, la Hermandad se pronuncia a favor del golpe y da la bienvenida al nuevo régimen militar revolucionario. Afirman que salvaron al país del desgobierno y de una inminente guerra civil.

Para al-Kawākibī, la unificación árabe en una única nación no era únicamente una meta política como lo habrían desarrollado otros filósofos nacionalistas de la Nahḍa, si no también una misión espiritual y religiosa del pueblo árabe, destinado a liderar al mundo islámico y la ummah.

Jamāl ʿAbd al-Nāṣir reconocería que al-Kawākibī‎, quien creía que solo un estado árabe unificado traería el resurgir espiritual del Islam en el siglo XX, fue quién le influyó a la hora de abrazar el nacionalismo árabe.

Sello de 1959 de la RAU conmemorando el fallecimiento de al-Kawākibī‎.

Jamāl siempre fue alguien muy curioso y lector, por lo que ya estaba familiarizado con muchos teólogos, reformistas islámicos y teóricos políticos de ese entonces. Por ejemplo, se sabe que durante su juventud estudió a profundidad la obra del panislamista sirio ʿAbd al-Raḥmān al-Kawākibī‎.

Al-Bannā influyó profundamente en Jamāl ʿAbd al-Nāṣir, con su sentimiento anti-colonial, anti-británico y anti-comunista. Todos aquellos discursos sobre el resurgir de la fe, la defensa de la patria y las demandas de justicia social impactaron en el joven oficial como en millones.

Tras la muerte de al-Bannā, la hermandad nunca se recuperó totalmente. ʿAbd al-Nāṣir se vio obligado a tomar distancia pues su membresía, así como su previa militancia en el desaparecido Joven Egipto y su relación con Amīn al-Ḥusaynī, le tornaban en una figura sospechosa a ojos de las autoridades.

Tras su regreso a Egipto como un héroe de guerra, el clima político ponía en grave peligro su carrera militar: Muchos de sus compañeros fueron arrestados y se llevó a cabo una limpieza de ikhwanis en las filas de las Fuerzas Armadas por temor a un alzamiento militar ante el creciente descontento.

Egipto pasaba una situación muy peliaguda y sensible, tanto económicamente como socialmente, agravada tras la Guerra Árabe-Israelí. Guerra en la cual, por cierto, ʿAbd al-Nāṣir participó como subcomandante de las fuerzas egipcias responsable de asegurar Faluya y además resultó herido en combate.

Como otros miles de ikhwanis, abandonó la organización después de que el imām al-Bannā fuese asesinado el 12 de febrero de 1949 y se produjese una grave crisis interna por su sucesión, sumado a una intensa represión por parte de las autoridades a lo que consideraban una organización subversiva.

Fue en su larga estancia en la Hermandad —a la par que militaba como Camisa Verde para el partido fascista Joven Egipto (Miṣr al-Fatāh)—, conoció a otros oficiales militares que más tarde formarían parte de su gobierno.

Esto no debería ser algo sorprendente en verdad: Jamāl ʿAbd al-Nāṣir, como muchos otros jóvenes de clase humilde de aquellos años, se vio fuertemente atraído por el imām al-Bannā, un auténtico movilizador de masas que agitó las mentes y corazones de millones de egipcios.

Quizás convenga empezar a hablar por un hecho que casi nadie en Occidente conoce, y ese hecho es que ʿAbd al-Nāṣir fue miembro de Hermanos Musulmanes. En total fue miembro de estos unos diez o quince años, desde su adhesión en los años treinta hasta su salida en 1949.

Habiendo desmontado la idea de que Jamāl ʿAbd al-Nāṣir trajo «el secularismo» a Egipto, pasemos entonces a hablar de cómo era el gobierno nasserista en cuanto a materia religiosa. Acompañadme 👇🏽

Incluso el imām Ḥasan al-Bannāʾ, fundador en 1928 y guía espiritual de Hermanos Musulmanes, si bien consideraba que el uso de ḥijāb era preferible y deseable por una cuestión de pudor y devoción, mostró abiertamente su rechazo a la imposición forzosa del mismo.