Omar Flores

El trabajo moderno es básicamente saltar entre apps como si fueran dimensiones paralelas. Slack, correo, videollamada, documento compartido… es multitarea, pero versión “portal intergaláctico”.

Hay días en los que el correo parece tener vida propia. Abres uno y ya llegaron cinco más. Por eso cerrar la bandeja no es evasión, es defensa personal. Nadie debería vivir refrescando mensajes como si fuera deporte.

El futuro que nos espera. Shit. Caricatura de David Ostow para New Yorker.

El trabajo remoto nos dio libertad, pero también esta sensación rara de vivir en una oficina invisible. No estás en juntas, pero tampoco estás “fuera”. Todo es trabajar y no trabajar al mismo tiempo.

Qué curioso cómo en internet una tontería se vuelve tendencia en minutos, pero una buena idea tarda semanas en agarrar vuelo. El algoritmo ama el caos, y aun así aquí estamos intentando decir algo útil.

#fifa19 Aprovechando el horrible sorteo del viernes desempolvé este clip donde Alex Morgan hace lo que mejor sabe.

Haiku gamer en honor de ella y esa selección de USA:

Gol inesperado,
Morgan quiebra el silencio,
tiembla la red.

#GTAIV Es menospreciada pero muy sólida. Algo deprimente el final pero como lo acaba de decir en una entrevista su creador, era un reflejo de su estado mental en el momento.

Haiku gamer en honor a Nico Bellic y Grand Theft Auto IV:

Sombras de Liberty,
la mira corta el ruido,
late la ciudad.

Hoy se gana. No hay duda. Lo siento en las entrañas. #mancity

Internet tiene esta magia rara: junta a completos desconocidos para hablar de cualquier obsesión del día. Recetas, teclados, memes o teorías absurdas. Es caos, sí, pero es un caos que también acompaña y puede ser muy divertido.

¿Te ha pasado? La mitad de mis chats son solo “ya lo vi pero luego te respondo”. La vida digital es eso: conversaciones en pausa permanente que seguimos como si nada y dejamos como pendientes.

Hay días en los que siento que mis apps me conocen mejor que mis contactos.

Te recomiendan música, comida, series… solo falta que te digan que tomes agua. Lo raro es que a veces sí le hago caso al algoritmo.

Últimamente noto que trabajo con más pestañas abiertas que ideas claras. No es estrés, es la vida digital tratando de ser multitarea sin avisarme.

Y a veces me pregunto si la computadora trabaja para mí o yo para ella.

¿Te has fijado que abrimos el celular “un segundo” y terminamos leyendo cosas que ni sabíamos que nos interesaban?

Internet es como ese amigo que siempre cambia de tema, pero lo hace tan natural que ni te enojas.

Cada app quiere ser indispensable y lo único que logran es cansarme más.

Siento que vivo en un menú de ajustes permanente tratando de silenciar cosas que yo mismo instalé.

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La mitad del país no tiene prestaciones.
Pero el discurso optimista sigue hablando de IA, oficinas flexibles y productividad digital.

La verdad es simple: el futuro del trabajo no llega igual para todos.

Nuevo Estimados Todos.

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Hoy abrí Threads “un minuto” y terminé leyendo un hilo larguísimo sobre cómo alimentar pollos.

No tengo pollos.

Pero ya sé más de gallinas que de mi propio día.

Hoy se gana de nuevo. Échele con todo mi @mancity

Me gusta cuando en redes alguien comparte algo sin pulir. Una foto movida, una frase rara, un pensamiento suelto.

Se siente más real que todos esos posts perfectos que huelen a junta de marketing y que "sutilmente" te tratan de vender algo.

Dicen que la IA nos hará más eficientes pero sigo tardando media hora en encontrar el link correcto para una junta y Microsoft Teams siendo Microsoft Teams 🫠

Si algún día la tecnología realmente me organiza mis video llamadas me tatuó un QR en agradecimiento.

Hoy abrí el celular para “checar algo rápido” y terminé viendo un tutorial de cómo arreglar una puerta que ni tengo.

Internet trata de eso. Entrar por curiosidad y salir con habilidades que jamás usarás.

Cada vez que actualizo una app “para mejorar la experiencia”, pierdo un botón, gano tres menús escondidos y termino tardando el doble en hacer lo mismo.

Si eso es mejorar, prefiero quedarme en la versión vintage.

Dije que iba a jugar media hora Disney Dreamlight y terminé aprendiendo a cocinar, construir y pescar.

La vida no me exige tanto.
Los video juegos sí.

Cada que alguien dice “el futuro del trabajo será increíble” me acuerdo de lo mucho que batallamos para enviar un PDF sin que pese 400 MB.

Si ese es el futuro, yo ya me la pelé.

Eso pasa cuando tratas de ordeñar a tus clientes cada año con el mismo juego

#BattlefieldV es muy buen juego ambientado en la Segunda Guerra Mundial. Aquí un avión zombi que pensé ya había derribado.

Haiku gamer en honor a esta pelea en el norte de África:

Cielo en llamas,
truena el cañón herido,
tiembla la guerra.

#DisneyDreamlight me relaja por las actividades mundanas que tiene. No te preocupas de que te mate un sniper o te caigan los zombies.

Haiku gamer dedicado a este sitio placentero:

Brilla el jardín,
la maleza se disuelve,
respira el mundo.

El doomscrolling es como abrir el refri veinte veces: sabes que no hay nada nuevo, pero igual lo vuelves a hacer.

Y cuando te das cuenta ya viste cinco noticias falsas y un meme que sí te dio risa. Bueno, ni tan chistoso.

El trabajo digital tiene algo curioso:
puedes estar en tu casa, en pants,
y aun así sentirte en mil lugares a la vez.

A veces es agotador,
pero también tiene una libertad que no quiero perder.

Hoy casi caigo en doomscrolling, pero alcancé a detenerme antes del espiral.

Pequeña victoria.

Supongo que parte de la vida digital es eso, aprender a detenerse a tiempo.

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La salud mental en el trabajo no se rompe por el trabajo.

Se rompe por los correos a las 10 pm, los mensajes “rapidísimos” y la idea absurda de estar disponibles siempre.

Nuevo Estimados Todos.
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