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👉 Te cuento estas historias reales en mi newsletter.
Sin postureo. Sin fórmulas mágicas.
Solo verdad de obra.
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Cuando no sabes nada, todo parece fácil.
Cuando empiezas a aprender, descubres lo ignorante que eras.
Y ahí empieza el camino real:
📈 El de mejorar.
📉 No el de improvisar.
Y ahora, lo más caro:
Parar.
Reflexionar.
Corregir.
Pagar el doble.
Todo porque alguien creyó que saber “un poco” era suficiente para hacerlo todo.
La ejecución de la hermeticidad era un poema.
Uniones mal selladas. Térmicos abiertos. Chapuzas nivel “esto lo vi en un foro”.
Resultado:
La casa, técnicamente, respira por donde no debe.
Literalmente.
Nada más llegar nos suelta su frase estrella:
👉 “No te preocupes, esto ya está controlado.”
Controlado estaba… pero por la curva de Dunning-Kruger.
Sí, esa que hace que cuanto menos sabes, más listo te crees.
Esta semana hemos visitado una obra.
Y nos topamos con un personaje muy especial.
El tipo que lo sabe todo después de una charla de 30 minutos sobre Passivhaus.
Abro hilo 🧵
Hoy mi hija se examina.
Yo no he escrito ni una respuesta… pero he sentido que tenía que decir esto:
Hija, el futuro está a salvo contigo.
Gracias por mostrarme cada día lo que significa construir con propósito.
🧡
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No vendo humo ni fórmulas mágicas.
Comparto ideas que ayudan a hacer más sólido lo que ya estás construyendo:
un negocio, una vida, una etapa.
Sin disfrazarte. Sin correr más de la cuenta.
Solo mejor.
Esa manera de estar en el mundo me inspira.
De hecho, me recuerda a lo que intento escribir cada mañana en mi newsletter:
🛠️ Un espacio donde no hablo de vender más.
Hablo de cómo construir mejor.
Por dentro y por fuera. En lo personal y en lo profesional.
Yo, a su edad, era un caos con patas.
Ella, en cambio, camina con firmeza.
No lo sabe, pero está construyendo algo más grande que una carrera universitaria.
Está construyendo identidad.
Y eso vale más que cualquier matrícula de honor.
Es brillante por cómo piensa, por cómo elige, por cómo se rodea.
Tiene amigos que la quieren,
porque ella sabe querer.
Tiene las ideas claras.
Tiene calma.
Y tiene un futuro que da gusto imaginar.
No es por miedo, ni por incertidumbre.
Es por orgullo.
Porque esta chica que hoy se sienta frente a un examen,
es una persona brillante.
No solo por sus notas, que también.
🧵 Hoy mi hija se examina de la PAU.
Pero el que tiene un nudo en el estómago… soy yo.
(Abro hilo) 👇
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Por eso escribo una newsletter diaria.
Hablo de arquitectura, pero también de cómo pensar.
De errores caros.
Y de decisiones que nadie quiere tomar… pero hay que tomar.
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¿La solución?
No está en cambiar los ingredientes.
Está en aprender a usarlos mejor.
A pensar diferente.
A cocinar con cabeza, incluso si el fuego aprieta.
¿El resultado?
Proyectos con potencial que se quedan en mediocres.
Ideas que se encogen.
Errores que se repiten.
Y tortillazos en la frente para todos.
Incomoda al cliente, que no sabe qué pedir.
Incomoda al técnico, que quiere una checklist.
Incomoda al revisor, que explota si sales de “lo de siempre”.
Incomoda al constructor, que prefiere repetir.
Hoy la normativa ya no te dice cómo hacerlo.
Te dice qué resultado debes lograr.
Es un mundo prestacional, no prescriptivo.
Y eso incomoda. Mucho.
Entonces pensé:
“Si con 4 ingredientes sencillos todo cambia tanto…”
¿Qué no pasará en un proyecto de arquitectura?
Donde intervienen normativa, técnica, interpretación, economía y cientos de decisiones.
Reunimos a varias personas.
Todas con los mismos ingredientes.
Las mismas sartenes.
El mismo fuego.
Resultado:
Ninguna tortilla igual. Ninguna.
🧵 Una vez aprendí más sobre arquitectura… cocinando una tortilla de patata.
Y no es broma.
Sigue leyendo, que te va a sonar.
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No es una newsletter bonita.
Es una newsletter útil.
Y si proyectas, construyes o decides sobre qué ventanas poner, te interesa.
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Lo más leído de la última semana:
➡️ ¿Qué vidrio no deberías aceptar NUNCA en orientación oeste?
➡️ El error típico que comete el 90% de los proyectistas novatos.
➡️ Cómo responder cuando te dicen “eso no se hace así”.
Por eso he creado una newsletter donde explico todo esto sin tecnicismos de catálogo.
Lo que necesitas saber para discutir, decidir y no tragar con lo que "ponen siempre".
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Y no es por mala fe.
Es por desconocimiento.
Porque nadie les enseña.
Porque a nadie le importa...
Hasta que tú pagas la factura.
Un vidrio mal elegido en una fachada sur, o en una vivienda en clima cálido, puede cargarse toda la eficiencia energética del proyecto.
No estamos hablando de detalles.
Estamos hablando de diferencias del 30% o más en el consumo.
“Esto es lo mejor”, te dicen.
Sin saber orientación.
Sin saber zona climática.
Sin saber nada.
Solo porque "es lo que siempre ponen".
Spoiler: muchas veces, lo que siempre ponen está MAL.