Por fin pudo acaparar su carmesí, y la espera había merecido la pena.
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[𝐂] 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕 Funder , philanthropist . 𝑝𝑟𝑜𝑢𝑑 𝒗𝒆𝒏𝒕𝒓𝒖𝒆 ──────────── ⃝𖤐 𝕹𝐢𝐠𝐡𝐭𝐬𝐡𝐚𝐝𝐞 : 𝘐 𝘰𝘸𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵 ( 𝙖𝙣𝙙 𝙩𝙝𝙚 𝙘𝙞𝙩𝙮 ) #𝑉𝑇𝑀
Por fin pudo acaparar su carmesí, y la espera había merecido la pena.
16.04.2025 11:54 — 👍 0 🔁 0 💬 0 📌 0cualquier ángulo); aspiró un oxígeno innecesario entre su boca, murmurando algo inteligible antes. Guió, entonces, la punta de su nariz contra su cuello, disfrutando de su aroma por segundos, para después acabar hundiendo sus colmillos en su fina piel.
16.04.2025 11:54 — 👍 0 🔁 0 💬 1 📌 0y se metiera directamente a su boca de lobo.
Cuando se percató de que se abalanzaba contra sus labios, capturó su cintura entre sus brazos alejándolo de la pared y volviéndolo ligeramente hacia la luz (buscando, en medio de la teatralidad, que la Gangrel tuviera facilidad para atacar también desde
en cada toque a su pecho, cada mechón tras la oreja; fingiendo arreglar su chaleco, adecentar su presencia con un fingido cuidado y cariño, aguardando el momento en el que él diera un paso en falso.
Los Nightshade no mataban de forma activa, porque primero dejaban que su comida cayera en sus brazos
había llevado al chico a aquel callejón.
Las palabras impropias parecían vacías y carentes de sentido; mientras, el propio Dorian, daba señales confusas, pequeños gestos que alternaba con frases diligentes, dignas de un hombre que sólo se preocupaba por el estado del prójimo.
Parecía suave y gentil
sirvió como excusa para dar comienzo a la conversación- como buen maestro que sigue cada nimio detalle dentro de su clase.
Miezi, como el ente que era, parecía hacerle cosquillas a sus pies.
No prestaba demasiada atención a los halagos ajenos. Su ego había crecido lo suficiente con la acción que
bastante íntimas.
No parecía ser el caso.
Esto era más distendido, más dramático. Disfrutable.
La frescura del chico le fascinaba, tanto como la capacidad de desenvolverse de la vampiresa en los ambientes más oscuros. Seguía la neblina de reojo, -tal cual la cascada de humo del ingenuo cigarro que
Estaba 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑛𝑡𝑎𝑑𝑜. No sólo por la presencia del joven, si no también por el hecho de contar con la audiencia femenina en su tan macabra escena.
Pocas veces había tenido compañía en su caza, a excepción de su Sire, Judas u otros cuyas presas eran compartidas, pero siempre solían ser situaciones
tras sus muslos suavemente, abarcando su piel, para pegarlo a sí.
—Al menos a ti te va bien, ¿no?
Entrecerró sus ojos complacido ante el roce de sus yemas; pero, antes de lo que esperaba siquiera, ya tenía sus verdes sobre los impropios, observándolos cual animal herido.
—Pero ya sabes todo el peso que tengo sobre mis hombros, Judas...
Ladeó su rostro con ligereza mientras pasaba sus dedos
a sí.
Parecía hasta haber olido su proximidad
Dió pie a una distendida conversación que se estiraba demasiado por la embriaguez ajena; y que, al final, se convertía en una escena divertida de observar, puesto que era el humano el que se abalanzaba poco disimuladamente sobre el cuello del Nightshade.
posibilidad de que eso hiciera mella en su comida del día.
—Me vas a espantar la cena...
Dijo un segundo antes de encaramarse hacia la puerta trasera, aparentando una afable expresión de sorpresa -la misma que siempre mezclaba con una de sus carismáticas sonrisas- al ver la figura masculina frente
de que ya lo vería. Eso esperaba. No tenía que ocultarse con otro meramente igual que él, ¿no? El clan de la mujer tampoco es como si se escondiera siquiera, aunque a veces debían de recortarse...
Le desesperaba en demasía cómo le hacía sentir.
Y su mera presencia.
Aún más cuando cabía la
que eso tenía sentido (o que a Miezi le importara).
Estaba seguro de que le sacaba algún año porque ella tenía esa falsa seguridad que la hacía digna de una templanza sobrehumana.
—Te queda mucho por aprender.
¿Tú tienes alguna preferencia para comer?
Evitó su pregunta con otra nueva, a sabiendas
dos dedos de frente, supiera elegir bien a quien ponía fin cada noche.
Contuvo inmensamente sus ganas de soltar un gruñido al escuchar su voz, girándose sobre sus talones mientras desabotonaba el cuello de su camisa, como intentando quitarse la exasperación de encima.
—Aparentas menos edad.
Si es
Y acababan desvaneciéndose.
En esos días la Ley Seca hacía que todo tipo de calañas se juntaran en los lugares más insulsos y carentes de sentido. Todo el mundo -humano o kindred- necesitaba un rato de desinhibición, y eso hacia la caza algo mucho más fácil para su propio gusto. Siempre que, con
cruzara el umbral de la puerta, si no algún que otro muchacho al que había echado el ojo.
Guardaespaldas, aprendices, jóvenes con un futuro brillante que habían sido encandilados con promesas vacías de altos puestos, de familias elitistas, y que muchas veces acudían a su figura en busca de más luz.
Algo en él quería seguir escarbando en la tierra de la Gangrel a pesar de todo. Porque rara vez existía persona alguna que demostrara apatía, desinterés, por Dorian; y, a la vez, también sentía la necesidad de guiar en su noche a aquella alma perdida.
Sin embargo, no esperaba que fuera ella la que
Estaba contando mentalmente los minutos de su ausencia a expensas de que la falta de su presencia en el interior del local, hiciera de llamamiento para sus presas.
Intentaba dejar a un lado el encontronazo con la criolla, puesto que había sido él mismo el que huía de su indiferencia.
Era extraño.
Asintió lentamente como si no fuera evidente que era /él/ y ya estaba sonriendo levemente.
Aguantando la risa, incluso, ante la expresión ajena.
—Dorian, sí.
Aunque parece que has visto una aparición.
—¿Ahora también vienes a reírte de mis desgracias?
Ni siquiera sonaba enfadado, ni sarcástico ni triste.
Sólo cansado.
Y solo, hasta hacía segundos.
Estiró su diestra hacia Judas, repasando sus dedos con los suyos.
—Últimamente ya nada me sale bien...
Sus hombros le pesaban en su asiento mientras su camisa abierta permitía que el frío de la noche le espabilara en su terraza, como si pudiera sentirlo tanto como en sus más jóvenes días.
Al vislumbrar la figura ajena entre las cortinas no evitó soltar un quejido acompañando su voz tosca.
policía anhelante de poder (al que podría haber dado el abrazo, o el mismo que será uno de sus buenos aperitivos) embriagara su memoria.
—Me encantaría confirmar mis rumores, o esclarecerlos, quién sabe...
Disfrutables.
—Bonne nuit.
Acompañó su saludo de un ligero movimiento de sombrero y una amable cálida sonrisa, qué escondía a la perfección el frío de sus venas.
—Iba en busca de los maquinistas, ¿por qué hay últimamente tantísimo retraso en las vías, Isidor?
Dejó que el leve recuerdo de un
Casi se estremeció al ver al animal ir de vuelta a lo que parecía su hábitat más natural.
Se le daban demasiado bien las apariencias y hacer ver su inexpresión y fluidez ante algo tan tosco era parte de su día a día. En realidad en su mundo, no era difícil ver escenas mucho más macabras e incluso...
—Oye, @oursanctaterra.bsky.social, ¿tienes unos minutos?
Se acercó tras la espalda de la mujer tras haberse colado entre bambalinas; su voz no era como que pasara desapercibida y había deleitado al personal esa noche, a Dorian incluido.
Sin embargo, él seguía con unos pensamientos bien arraigados.
Huele a comida.
Y no a la comida que le gustaría.
Arrugó la nariz mirando de reojo a la mujer, extrañado; aún la recuerda bien.
—¿Qué hace por aquí tan tarde, señorita?
—Tienes cara de muerto, Cavendish... ¿Va todo bien?
14.04.2025 23:16 — 👍 0 🔁 0 💬 0 📌 0de su control.
—¡Fuera todo el mundo de aquí!
Gritó usando toda la energía que le quedaba, todo su poder, a expensas de que sabía que mañana ningún humano presente se acordaría de ese escándalo; pero que, otra vez, el ruido entre los clanes no cesaría tan pronto.
Miró rápidamente por la venta, en pos de intentar seguir con su vista la estela de animales que huían del auditorio.
De nuevo, se vió obligado a aferrarse a la barandilla de la planta superior.
Desde arriba, observando todo sin abarcarlo, más lejos, alejado, de lo que le gustaría y totalmente fuera